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Aprendí a ser Madre

La fortaleza te la dan los hijos, decía mi madre siempre que estaba mal de salud, yo la oía, pero no la entendía. Era soltera. Sin preocupaciones de por medio sólo trabajar y ayudar en casa. Cuando uno se casa te cambia la vida, dicen las personas mayores. Pero cuando tienes un hijo no sólo te cambia la vida sino más bien miras la vida de otra manera. En otra dimensión. El ser madre no sólo te permite dar vida. Te permite enseñar, educar. Devolver lo que muchas veces recibiste. E incluso hacer cosas de lo que alguna vez renegaste. Para qué me explica esto mi madre, para qué me enseña esto mi madre, preguntaba cuando era pequeña. Era para luchar ante la vida.
Y el ser madre de una persona tan especial, una persona con habilidades diferentes nadie te lo enseña, se aprende en el camino, con caídas, con obstáculos, hasta hoy sigo aprendiendo. Y lo haré cada día con Héctor y de Héctor, mi hijo, el milagro de Dios y de San Martín de Porres, de quien soy devota y por quién le puse su segundo nombre: Héctor Martín, el niño más fuerte que conozco, se lo digo siempre que puedo…
Se me quiebra todo cuando recuerdo los momentos en que nació. Porque no lo traje al mundo por parto normal sino por cesárea, pero las mismas lágrimas que en este momento brotan de mis ojos fueron las que derramé cuando nos conocimos un 11 de diciembre de 1997, en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Nacional Guillermo Almenara Martins de Lima. Mi gran luchador nació un miércoles 9 de diciembre, fecha muy importante en nuestro calendario nacional, día de la Capitulación de Ayacucho y para doble coincidencia día en que nació Fray San Martín de Porras, más peruano que él no lo hay. Pero como nació con un tumor, que más adelante les contaré de qué se trata, lo trasladaron al hospital, donde lo conocí.
Aprendes a ser madre. No sabes bañarlo, no sabes si tiene hambre, frío, sueño, dolor de barriga. Pero poco a poco como si Dios estuviera guiándote vas adquiriendo la experiencia. Y el compartir testimonios con madres de familia de personas con habilidades diferentes es lo que te permite tener más fuerza y valor.
Héctor Martín tiene 8 años 9 meses y pronto cumplirá los 9. Y aún hoy aprendo a ser madre todos los días con cada palabra nueva que intenta pronunciar (recién está tratando de decir sus primeras palabras) y con cada caricia que sabe darme. Cuando me sorprende con sus actitudes espontáneas. Como decirme te amo cuando nota que lloro… No hay escuelas para padres dicen los experimentados, pero este artículo, es un granito de arena de lo que podemos hacer los padres de las personas con habilidades diferentes. Compartir nuestras experiencias, buenas y malas, con nuestras hijos, eso ayuda mucho. Tratarlos como cualquier otra persona siempre en todo momento y dejarlos ser independientes. Ellos pueden. ¿Y saben algo?: Sus hijos entienden más de lo que ustedes creen.

Isabel Salgado Amado
taskichiyperu@yahoo.com

Publicado 24/09/06

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